Antonio Manuel y FOAPAZ

21.03.2010 11:03

 Hola a todos y a todas. Éste va a ser un comentario un poco especial y que, aparentemente de manera indirecta, toca en la línea de flotación de nuestro proyecto. El viernes pasado, 19 de marzo, asistí a la presentación del libro de mi amigo Antonio Manuel Rodríguez -La huella morisca. El Ándalus que llevamos dentro- invitado por mi compadre José Enrique Castilla en el Ateneo popular de Almodóvar del Río. Una vez más, la elocuencia, la penetración intelectual y la capacidad de comunicación que demostró Antonio Manuel me impactó allí donde más duele, en lo más profundo, en el corazón que todos llevamos dentro. Pero aparte de enseñarnos de donde viene el cocido y la pringá, de firmarme el libro en un capítulo muy especial, "el gen rojo", la idea que más me llegó fue aquella de que no debemos permanecer escondidos como lo han estado a lo largo de la historia todos aquellos que somos diferentes a la mayoría, a lo que piensa la mayoría. Porque parece que nuestras razones no valen nada y que las de los demás son maravillosas, mágicas y bonitas. No podemos renunciar a lo que somos, a lo que pensamos y a lo que sentimos, porque, entonces, seremos un reflejo de nuestro yo y no nuestro yo.

Ir a Almodóvar es siempre aprender cosas nuevas, y, sobre todo, sorprenderte. La entrada de mi compadre José Enrique tenía un regalo nuevo: la mano de Fátima y una inscripción en árabe que se traduce por "la casa abierta", regalo de su mujer Pastori. Y conozco pocas casas que tengan las puertas abiertas como las tienen mis amigos, al la diversidad, a la tolerancia, a la congregación, a la heterogeneidad... y, muy especialmente, a la amistad. Mientras esperaba a que José arreglara a la pequeña Elena, intenté escribirle un comentario en su blog, pero la informática me jugó, como siempre, una mala pasada y lo borré todo. Le escribía que cuando me fuí del Instituto de Écija y dejé el proyecto "Escuela, espacio de paz" a mis compañeros José Carlos, Belén y José Manuel le recordaba que el lema propuesto para este año era algo muy parecido, "puertas abiertas" en recuerdo del genio más grande fallecido el año pasado, Antonio Vega. Siempre abiertos. Muchos años las puertas y las casas han estado cerradas por el miedo a pensar de forma diferente.

 

Y, por último, el sábado asistí a una sesión "más", pero única, del FEOPAZ como yo le digo en el I.E.S. "Clara Campoamor" de Lucena, esta vez organizado por la Federación de AMPAs de la zona. Clara Campoamor, áquella que en la II República luchó contra viento y marea para que las mujeres pudieran votar en España. Un legado republicano más. La sesión se inició con otra maravillosa, profunda, deslumbrante, absorbente, penetrante, mágica... charla de José María Toro. Es un genio, y aunque Savater posteriormente demostrara su facilidad para la palabra y la respuesta como buen filósofo, José María sabe donde tocar para que mires hacia dentro y te olvides de tantas rutinas cotidianas que sólo te desvían de lo que verdaderamente es importante, vivir con co-razón. Además, volví a ver a mi amigo José Antonio Binaburo que sigue siendo todo un caballero. Savater sigue siendo, por otro lado, un estupendo comunicador, pero me encantó que hablara de los valores cívicos, ciudadanos e insistiera varias veces en lo colectivo y común, ese ámbito tan menospreciado como necesario. Y, como no, los compañeros, con quienes un plato de jamón, un arroz y una cerveza nos convierten en los amos del universo. Un beso para todos y SALUD.  

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